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La doble vida del faquir

de Esteve Riambau y Elisabet Cabeza

Estreno 30/09/2005

Extras

  • Apunte de los autores
    El hallazgo de una vieja película fue el detonante de esta historia. El film, con el sugerente título de Imitando al faquir, daba pistas pero no desvelaba los secretos que contenía más allá de su argumento aparentemente naïf: un juego de disfraces con el convulso escenario de la guerra civil española de fondo.
    Rodada en el verano del 37, fue la primera película amateur de Felip Sagués, un hombre de negocios aficionado a la magia y al cine. Sus protagonistas fueron los alumnos de un orfanato de Sant Julià de Vilatorta, donde él y su familia se habían refugiado durante la Guerra, huyendo de Barcelona. Sagués se inspiró en las películas americanas de aventuras exóticas de los años treinta, pero a pesar de la destreza cinematográfica que demuestra Imitando al faquir y de sus artesanales homenajes a Hollywood, lo que más nos fascinó fueron las historias personales que se intuían tras los ocasionales actores infantiles con los que trabajó Sagués y las excepcionales circunstancias en las que se rodó su película.
    Las primeras charlas que mantuvimos con algunos de los alumnos que participaron en aquel rodaje, ahora octogenarios, nos conmovieron, como lo hizo María Teresa Pascual, la hija de un marqués convertida en actriz para la ocasión. Tampoco fue difícil convencer a Carmina Sagués de que, aunque Imitando al faquir fuese la obra menos galardonada de su padre a lo largo de su fructífera carrera como cineasta amateur, era la que nos interesaba como motor de nuestro proyecto. Y el majestuoso Co·legi del Roser de Sant Julià, donde se rodó la película de Sagués en 1937, también se ha ganado el rango de personaje en nuestra película. Desde la primera vez que lo visitamos, sus paredes empezaron a susurrar secretos de los que habían sido testigos y esperamos que la cámara haya sido capaz de captar.
    Finalmente, el cineasta Joaquín Jordá, el primer interlocutor al que contamos nuestra historia, nos regaló una anécdota que hemos incorporado a la película para darle otro giro con la complicidad añadida de su protagonista original.
    La confianza y los sabios consejos de Antonio Chavarrías, productor e inesperado foto-fija, han conducido el proyecto por un largo proceso de preproducción, rodaje y postproducción, un trayecto durante el que hemos contado siempre con las ideas enriquecedoras que han ido incorporando todos los miembros del equipo.
    Así ha nacido La doble vida del faquir, sin unos límites definidos entre el documental y la ficción para dar cabida a los diversos materiales que el cine y la historia ponían a nuestra disposición y teniendo siempre presente la máxima de Jean Renoir cuando afirmaba que la puerta del plató debe dejarse siempre abierta por si, de pronto, irrumpe la realidad.
  • Nota del productor
    La doble vida del Faquir arranca de un suceso mágico. Hace casi 70 años, en medio de una guerra civil, un cineasta amateur rueda una película de aventuras en el pequeño pueblo en el que se esconde. Los protagonistas son niños de un orfanato y las pequeñas hijas de un marqués, que también se esconde de los rigores revolucionarios. Durante unos días, los niños y las niñas viven sumergidos en el espacio irreal y fantástico de la historia que ruedan, convertidos en aventureros, magos, sultanes o princesas de un mundo en que todo es posible.
    Al terminar el rodaje y más tarde la Guerra, todos volvieron a su realidad y condición, sus vidas siguieron los caminos previstos sin que huérfanos y futuras marquesas volvieran a verse nunca.
    Esta historia ya tiene, para mí, suficiente entidad e interés como para justificar la existencia de este documental.
    Pero lo que resulta más sugeridor y apasionante de la propuesta de Elisabet y de Esteve es el hecho de volver a reproducir la magia de aquellos días, volver a convertir en protagonistas a aquellos niños en una nueva película, en un juego de espejos en el que un nuevo rodaje aparece como un reflejo de lo que pasó hace tanto tiempo.
    Un espejo que comunica el pasado con el presente, los protagonistas vuelven a los mismos escenarios, recorren los pasillos, los patios y los claustros del viejo orfanato. Entre aquellas imágenes y las de hoy habrá pasado toda una vida, los niños de entonces son los ancianos de ahora, la evocación se convierte en reflexión sobre el paso del tiempo, sobre los sueños cumplidos o perdidos, sobre el papel que juega la ilusión en nuestras vidas y también sobre el papel del cine como sublimación de la realidad y como espacio mítico e inalcanzable.
  • Los personajes
    JOAN ALTIMIRAS
    Vivía en Calldetenes y desde el balcón de su casa casi podía ver el colegio de Sant Julià de Vilatorta, donde pasó su infancia. Entonces era un orfanato para familias humildes, pero él recordaba que, para entrar, se necesitaba un buen padrino que lo pusiese fácil. Entusiasta juez de paz del pueblo, ha celebrado más de una boda en el Castillo de Santa Margarita, donde vivían las actrices de Imitando al faquir, tres de las hijas del Marqués de Villota. Desafortunadamente, murió poco después del rodaje de nuestra película. Es a él y a todos los niños del colegio que ya no están, a quienes está dedicada La doble vida del faquir.

    XAVIER BAGUÉ BOFILL
    “El Colegio de huérfanos de Sant Julià de Vilatorta se fundó gracias a una donación de mi familia”. Así empieza el relato de la curiosa lección de historia de Xavier Bagué, miembro de la saga Bofill. Una mirada desde fuera, de alguien que admite deber su “conciencia de izquierdas” a la visión de unos huérfanos con la cabeza rapada al cero y en formación, aplaudiendo al paso de los coches de sus patronos. Ésta es sólo una de las sorpresas que destapa su peculiar viaje a Sant Julià para desenterrar parte de su memoria.

    JORDI BERTRAN
    Llegó al orfanato justo después de que se rodara Imitando al faquir y es un entusiasta, tanto de la película como del colegio donde pasó buena parte de su infancia. Una pasión que ha demostrado durante años desde la asociación de ex-alumnos. Para nosotros ha sido un guía insustituible en el descubrimiento del tesoro del faquir.

    RAMON CLÈRIES
    El rodaje de nuestra película le pilló ocupado aún en las declaraciones de renta que supervisa como asesor fiscal, pero se animó a ponerse de nuevo ante de la cámara, como lo hizo en 1937. En el orfanato fue ayudante del profesor que se encargaba del observatorio meteorológico porque ya entonces se le daban bien los números. El estallido de la Guerra, como la mayoría de sus compañeros, lo vivió tras las paredes del colegio.

    MARIA TERESA PASCUAL
    Hija del Marqués de Villota, propietario del Castillo de Santa Margarita, situado en Sant Julià de Vilatorta a pocos metros del Col·legi del Roser, fue elegida para protagonizar la improvisada aventura oriental que Felip Sagués recreó el verano del 37. La Guerra y el rodaje de Imitando al faquir rompieron una rutina de institutrices y comodidades. Aún ríe al pensar que no sabía cómo hacer para bailar la muerte del Cisne en una escena de la película y recuerda con afecto las horas compartidas con los chicos del orfanato. Actualmente, vive en una masía de la Garrotxa rodeada de libros.

    ARTUR POUS
    Entró en el orfanato al perder a su padre para “aligerar la economía familiar”, como la mayoría de sus compañeros. Fue el niño elegido por Felip Sagués para protagonizar Imitando al faquir, un niño sereno y responsable a quien los maestros habían confiado el encargo de dar cuerda al reloj del colegio. Hasta su jubilación ha trabajado de mecánico, por mucho que sus compañeros aún lo llamen “Clark Gable”.

    LLUÍS ROS
    No hace mucho perdió a su mujer y su hija vive al otro lado del Atlántico pero buena parte de sus recuerdos de infancia siguen ligados al Col·legi del Roser. En Imitando al faquir interpreta al sultán que reclama una pipa sin imaginar que, un par de años después, recibiría tabaco de los miembros de la Guardia Mora de Franco. Acabada la Guerra decidió abandonar el colegio y el azar le permitió reencontrar a su madre en medio de Barcelona.

    FELIP SAGUÉS (1907 – 1997)
    Como muchos otros empresarios que no se sentían seguros, al estallar la guerra civil abandonó la Barcelona republicana para refugiarse en un pueblo de veraneo. Unas largas vacaciones que amenizó con la magia y el cine. El rodaje de Imitando al faquir fue el debut de una larga y reconocida trayectoria como cineasta amateur.

    CARMINA SAGUÉS
    Hija de Felip Sagués, ha conservado y divulgado su legado. Ella vivió de cerca la afición que su padre sentía por el cine y es quien mejor puede hablarnos de ello. Era muy pequeña cuando se rodó Imitando al faquir y hace memoria tanto del rodaje como de la estancia de la familia en Sant Julià durante la guerra civil.

    COL·LEGI DEL ROSER
    Una estructura imponente, museo, observatorio meteorológico, capilla, huertos, aulas de techos altos, pasillos donde no se acaba la vista… el Col·legi del Roser llamaba la atención cuando se fundó, a finales del siglo XIX y lo continúa haciendo ahora. Construido gracias al mecenazgo de un industrial vinculado a la familia Bofill que no lo llegó a ver abierto, fue orfanato para niños pobres regido por religiosos, que siguieron haciéndolo durante la Guerra a cambio de guardar las sotanas en el armario. Hoy es un colegio concertado.

    JOAQUIN JORDÀ
    Guionista, director y traductor, codirigió, con Jacinto Esteva, Dante no es únicamente severo(1966) en el contexto de la Escuela de Barcelona, de la que fue el principal ideólogo y que años más tarde revisaría críticamente con el documental El encargo del cazador (1990). Después de dirigir el mediometraje Maria Aurèlia Capmany parla d'"Un lloc entre els morts" (1968) se exilió voluntariamente a Italia, donde rodó varios films militantes. De regreso a España, intensificó su actividad como guionista. A partir de 1996 volvió a la dirección con Un cuerpo en el bosque, y los documentales Monos como Becky (2000) y De niños (2004). Ha hecho de todo, pero hasta ahora no se había disfrazado de faquir.
  • Los Autores
    ELISABET CABEZA (Sabadell, 1965)
    Licenciada en Periodismo, trabaja desde 1990 en el periódico Avui, primero en la sección de política internacional, después como corresponsal en París y, desde 1996, en la sección de Cultura y Espectáculos donde se ha ocupado fundamentalmente de la información cinematográfica. La doble vida del faquir supone su primera incursión en el terreno de la realización cinematográfica.

    ESTEVE RIAMBAU (Barcelona, 1955)
    Licenciado en Medicina, ha ejercido la especialidad de Nefrología hasta 1989. Crítico cinematográfico desde 1978, es autor de más de una treintena de libros sobre Historia del Cine y Profesor Titular de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Coautor de los documentales televisivos La passió posible. L’Escola de Barcelona (BTV, 2000) y Orson Welles en el país de Don Quijote (Canal +, 2000), se adentra por primera vez en la realización cinematográfica con La doble vida del faquir.
  • La Productora
    OBERON Cinematográfica fue creada en 1990. Desde sus inicios ha centrado sus producciones en el largometraje de ficción, tanto para cine como para televisión, buscando en todo momento planteamientos imaginativos y de calidad. Con La doble vida del faquir aborda por primera vez el documental de creación.
    Entre sus producciones destacan: Nicotina, de Hugo Rodríguez, en coproducción con Cacerola Films (México), Altavista Films (México) y Videocine (México); El año del diluvio, de Jaime Chávarri, en coproducción con Gona Films, Babe (Francia) y Kairòs (Italia); Volverás, de Antonio Chavarrías, en coproducción con Altavista Films (México); Aro Tolbukhin en la mente el asesino, de Agustí Villaronga, Lydia Zimmermann e Isaac P. Racine, en coproducción con Altavista Films (México), La isla del holandés, de Sigfrid Monleón, en coproducción con Nisa Producciones, Pau y su hermano, de Marc Recha, en coproducción con JBA (Francia); No llores Germaine, de Alain de Halleux, en coproducción con YC Aligator Films (Bélgica) y Tchin Tchin Productions (Francia), El árbol de las cerezas, de Marc Recha, y Susanna, de Antonio Chavarrías, entre otras.

Trailer: La calle de la amargura