Empiezo esta propuesta con un sólo propósito en mente, transmitirles la importancia de una historia, la historia de un pueblo, la historia de una familia, la historia de una tradición. Expresarles la necesidad de escribirla y finalmente dirigirla.
Me movía la urgencia de contar, de acercarme a una cultura tan propia como ajena, tan clara como difusa. Y encontré la manera de hacerlo acercándome a la gente de una identidad andina con el mismo desparpajo con el que me acercaría a los de una familia urbana cualquiera, incluso a la mía propia, sin miedo a intentar censurarlos o defenderlos a priori, ya que eso significaría subestimarlos.
A partir del pueblo y sus personajes, descubrí el modo de concentrarme en un tema que es común a todos los otros pueblos del mundo: La sumisión del querer ante el deber. Reflexionar sobre aquella borrosa frontera que une y separa el deseo del deber aprendido.
Fue un proceso largo. “Madeinusa” tuvo la suerte de ganar el premio a mejor guión en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Más tarde se presentó al Laboratorio de guiones en SUNDANCE, donde sólo invitan a 5 proyectos de todo el mundo, para regalarles una asesoría con los mejores guionistas de EEUU, Latinoamérica y Europa. Y luego fue seleccionada también para la beca de Fundación Carolina, para el curso de Desarrollo de Proyectos Iberoamericanos, que duró dos meses en la Casa de América de Madrid. Allí, Paz Alicia García Diego, la esposa y guionista de Arturo Risptein se ofreció como asesora de guión.
Subrayo, soy virgen y casta como “Madeinusa” en los quehaceres de la dirección, pero no por eso más débil o ingenua. Y aunque intento casi siempre, confiar que esto será, como ha sido hasta el momento, parte de mi libertad, siempre queda ese “casi” para acordarnos lo difícil que es asumir nuevos retos. Las enfrentaré con decisión. Me siento muy bien acompañada.
Claudia Llosa